“El alma humana tiene necesidad de verdad y libertad de expresión” Simone Weil

"Ni cogeré las flores, ni temeré las fieras” Juan de Yepes

Del amor y del hombre

HACIA UNA ERÓTICA DE LA EXPERIENCIA
Del amor y del hombre

 
Hasta ahora todos los escritos de esta sección de “Erótica de la experiencia” han estado dedicados a la erótica femenina. Necesitaba incluir el punto de vista del hombre, era esto imprescindible por justicia, pues los hombres son la mitad del mundo, y por la sensata percepción de que necesitamos los dos polos pues ni los hombres ni las mujeres podremos comprendernos a nosotros mismos mientras no entendamos al otro en tanto que otro, distinto y ajeno, como realidad autónoma e independiente.
Hoy se necesita valor y coraje para decir la verdad en estos temas, la mentira es la norma, mentir afuera y mentir adentro, mentir al mundo y mentirse a uno mismo. Y la inautenticidad, el obligatorio sometimiento al canon que obliga a cercenar los propios impulsos y deseos para encajar en el molde.
Tengo que agradecer a Ramón la sinceridad y valentía de su texto y de su vida porque es en la vida y en la experiencia real donde libramos la primera batalla por construir nuestra propia humanidad.
 








"Cid Ruy Díez só, que yago aquí encerrado
e vencí al rey Bucar con treinta e seis reyes de paganos.
Estos treinta e seis reyes, los veinte e dos murieron en el campo;
vencílos sobre Valencia desque yo muerto encima de mi caballo.
Con esta son setenta e dos batallas que yo vencí en el campo.
Gané a Colada e a Tizona: por ende Dios sea loado."

(Epitafio del Cid)


 Sólo el amor pudo escribir esto.
 No sólo cristianas de alta y baja cuna, sino moras, hebreas y rivales varones loaron y amaron la virtud de este hombre.
 Sus enemigos lo temían como al desierto.
 Vilipendiado, desahuciado, logra vencer por virtud. Sólo la virtud entrega valor, arrojo, sublimidad, sólo las causas nobles pueden albergar nobles espíritus.
 Shayyid, Cid, Señor... ¿Cómo puede el amor sostener esas palabras?
 "Mi señor...
... os amo."
 ¿Cuántas de vosotras anheláis pronunciar esas palabras, más allá de la ficción literaria...
...Señoras mías?
 Es fácil amar al príncipe, al héroe, al vencedor, mas, ¿quién ama al loco, al perdedor, al viejo?
 Aquel que ama la verdad.
 Quijote no recibió ni una sola palabra de aliento en toda su gesta, ni una mano amable más que la paciencia interesada del modrego Sancho, el insulto, la burla y el descrédito de todos.
 Cada noche, soñó a su amada Dulcinea, la dedicó cada batalla, avergonzándose en sus derrotas.
 Escuchad insensatas...¡¡¡SON GIGANTES!!!

 ¿A quién amáis?
 Yo amo la expresión femenina de mi entorno, Venus está hecha de mil sonrisas.
 La verdad brilla con belleza, como una orquídea me semeja tu vulva. ¿Por qué habéis abandonado vuestro subconsciente colectivo?
 Porque todos lo hemos hecho, porque hemos abandonado todo lo grande y bello que nos caracteriza, porque nos hemos vuelto súcubos e íncubos, siendo Dioses.
...en el AMOR, creamos.
 Juntos, por libre albedrío...



VIDA=CONCIENCIA
 No somos mitades de nada.
 Como no nos enseñan el toroide en el colegio, ignoramos que somos dios (o el Tao).
 ¡Pobres occidentales!, ¡son como vasos de agua llenos hasta el borde!, ni una gota de sabiduría cabe...
 Todo es el Tao, el amor es sagrado porque crea vida, por nada más.
 No cabe el egoísmo, por tanto... ¿que estamos haciendo mujeres y hombres con ello?
 Venderlo como el resto de nuestro cuerpo, alma y tiempo a cambio de baratijas, humo.
 ¿Con quién amáis?, pero claro, vosotras queréis respuestas, bastantes dudas tenéis ya, ¿no?
 Ignoro lo que supone realmente ser mujer, por eso hablo de mí, porque Prado me lo ha pedido. (N. del A.: esta te la guardo, querida...)
 Ser hombre es una experiencia rica y plena, o puede serlo.
 No os conforméis con cincuenta sombras... aquí tenéis las diez mil personalidades de Shiva.
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PREGUNTA DE PRADO:
Me gustaría saber qué es lo que te parece más interesante del modelo Claudia (entrevista a Claudia) y que me lo dijeras desde la visión del hombre y si quieres también desde lo que piensas que aporta a la mujer.
Algunos autores dicen que los hombres sois por naturaleza polígamos y las mujeres monógamas por naturaleza.
¿Deseáis todos los hombres un harén? ¿Cómo crees que se concilia en ese caso el sexo y el amor?  ¿Tú lo harías o lo has hecho?
Yo entendí que el marido  de Claudia lo que tiene son relaciones sexuales esporádicas pero un vínculo con ella más o menos comprometido y en ese caso supongo que las “otras” son mujeres que también buscan eso mismo, un encuentro sexual más o menos ardiente pero sin un compromiso, sería distinto de lo que llaman “poliamor”, algo de lo que, de momento, yo no sé muy bien qué pensar sobre todo porque los que lo defienden lo hacen como una doctrina y no algo que les sale del alma o del cuerpo.
¿Crees que si las mujeres se comportaran más como Claudia la masculinidad se recuperaría de su crisis?
¿Qué aporta el asunto a la autoconstrucción masculina?
Prado.
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 La entrevista a Claudia supuso mi fidelización a Prado, ninguna lectura había tocado ese punto dentro de mí.
 Ignoro si la historia es cierta ni si esa mujer ha elegido esa forma de vida libremente, demos por hecho que todo es cierto: ella se siente satisfecha con su amante.
 Empatiza con el varón cuando entiende nuestro sexo, pocas mujeres saben sacarle partido. La mayoría permanecen en una "zona de control" y delegan en el varón la iniciativa.
 Es muy de agradecer la caracterización del varón como el sexo débil: así es, la erección y el ego del hombre penden de un delgado hilo que es la actitud femenina.
 Cualquier indicio de incomodo o desapasionamiento es inmediatamente percibido por un macho emocionalmente sano, y provoca la mirada o la confirmación (ver concepto de salud emocional de Wilhem Reich "El análisis del carácter" y "La función del orgasmo").
 Cualquier guiño, sonrisa o muestra de complicidad e incitación es un acicate a la pasión y el empuje.
 He convivido durante años con algunas de mis parejas y he mantenido una monogamia satisfecha si mi relación iba bien globalmente, pero son las relaciones las que se acaban.
 El deseo no es más que la expresión de la entrega y el amor que sienten los amantes y sabéis que esto sucede también con desconocidos.
 Es un mecanismo por el cual las personas confiamos entre nosotros de manera intuitiva, con una apertura paulatina de capas del carácter hasta que se llega a la intimidad, y es ahí donde reside el deseo, cuando compartimos lo que realmente somos con la persona elegida en ese instante.
Todo intento de racionalizar el amor conlleva exponerlo a la realidad, y... ¿cómo es nuestra realidad?
¿Permite esta sociedad el amor entre individuos?
No.
Es una sociedad del odio, donde el deseo del macho es violación y tu deseo de hembra, síndrome de Estocolmo.
Seamos personas.

 He sido consciente de la presencia del deseo desde muy pequeño, con 4 años veraneaba en un pueblo donde mi única compañera de juegos era una niña de 6.
 Fue una experiencia maravillosa donde yo era su juguete, me llevaba y traía en el transportín de su bici con ruedines.
 Me enseñó a besar cuando aún no me ataba los zapatos.
 Había dos tipos de besos: el normal y el de cine...
 Yo siempre acababa suplicando el de cine..., y ella me los racionaba con femenina prudencia para conservar mi veneración intacta.
 Recuerdo nítidamente cómo me sumergía en su boca y ella, despacio, lamía mi lengua. Entonces yo me desvanecía en ella, su sabor me cegaba, podría decirse que me amamantaba con su boca. Entonces terminaba...
 Ningún recuerdo de mi infancia tiene esa fuerza, ese contenido repleto de significados y la conciencia infantil ahíta de nuevos conocimientos que me marcaron para siempre.
 Creo que es mi único recuerdo infantil de felicidad.
 La historia terminó cuando, al final del verano en el que cumplía 5 años, su padre me vio saliendo por la ventana del cuarto con la ropa bajo el brazo, y se chivó el muy cabrón. Todo acabó en silencio.
 Ahí empezó una loca carrera detrás de mi curiosidad: todas las amigas de mi madre fueron testigo de cómo sus hijas me metían en su cama las noches de Ouija, ellas jugaban a lo suyo y nosotr@s a lo nuestro...
 Luego llegó la adolescencia, y el desastre.
 No me comí un colín hasta los 17, e hice el amor por primera vez con mi primera novia, vírgenes los dos. Otro desastre hasta que la experiencia nos compenetró (nótese la semántica). Ella murió cinco años después en un accidente.
 Con mi siguiente pareja estuve 9 años, con alguna ruptura intermedia, y 15 años después sigue despertando mi deseo si recuerdo nuestro sexo.
 Al separarme definitivamente de esta mujer, entré en una segunda adolescencia. Tenía 30 años y me comía el mundo y su contenido.
 En 10 años tuve la posibilidad de dar rienda suelta de forma adulta a esa curiosidad infantil, y como hay dios que la sacié con creces.
 Me he compartido con varias decenas de mujeres, incluida mi "ex" en un par de ocasiones, he tenido la inmensa suerte de participar en tríos de dos mujeres conmigo, de dos hombres y una mujer, he participado una vez en juego de dobles parejas y en alguna que otra orgía...
 No todo ha sido de color rosa...
 He conocido parejas vampiro especializadas en atraer féminas a escenarios sexuales donde estos oportunistas sazonan su vida sexual con las fantasías realizadas de las otras. Sé que la mujer lo hacía para mantener al hombre junto a sí.
 Una de mis parejas llegó a ofrecerme usar los servicios profesionales para mantenerme a su lado.
 He podido comprobar que las mujeres desinhibidas disfrutan exponencialmente más del sexo que mujeres con tendencia al control, o con complejos emocionales o corporales.
 Lo mismo puedo decir de mi satisfacción dependiendo de mi estado de ánimo. La entrega mutua es indispensable, así como la ausencia de control.
 Cuando hablo de control me refiero al superyó, a la imposibilidad de disolver la conciencia en la onda del deseo (pulsión de la líbido).
 Es imprescindible disolverse en el otro, el abandono de sí.
 Reich lo caracterizaba como el momento en el que la pelvis de cada amante se mueve rítmicamente de forma involuntaria (subconsciente), entonces, la consciencia se disuelve, y el subconsciente (la infancia) aflora en un entorno seguro para bañarse de ternura. Entonces se produce el orgasmo, no como fin biológico, si no como estallido del sistema nervioso (conciencia) ante la imposibilidad de contener más energía. Entonces se produce la eyaculación y las contracciones involuntarias del perineo de ambos, que aseguran la fecundación. El amor hace el resto, durmiendo a los amantes en un abrazo en el que pueden tener un sueño conjunto.
 Maravilloso, ¿no?
 Para abandonarse hay que confiar en el otro activamente, si te engañas a ti mism@ será decepcionante para ambos.
 He de decir que fui todo lo honesto que supe con las mujeres con las que estaba, siempre me revelé como un golfo en prácticas y fui siempre aceptado, de hecho, seducía pero no enamoraba y a ellas les parecía mayoritariamente más excitante. Es obvio que estas situaciones no pueden sostenerse en el tiempo ni emocionalmente ni físicamente, hubo un momento en el que tuve cinco amantes simultáneas, pero ellas no buscaron otros hombres hasta que no comenzaba a fallar la química...
 Ignoro si esto es "poliamor", sólo puedo decir que me sentía pleno y querido por varias mujeres, yo las adoraba a todas y a ellas les parecía estupendo...
 También considero importante haber conservado siempre mi independencia en forma de vivienda en ese tiempo, me apaño bastante bien.

P.D.: no creo que seáis monógamas, si la propiedad de l@s hij@s no fuera tan importante tendríais favoritos, pero no maridos.

Ramón.

Imágenes: "Abrazo" de Juan Haro
                  "Amantes" Acrílico de Nicoletta Tomás





1 comentario:

  1. contundente!

    pese a detestar a la figura del cid has conseguido interesarme, pese a no estar de acuerdo en todo has propiciado que me vea a mi mismo, pese a no querer ver mi reflejo has conseguido enternecerme en mis recuerdos.

    pero.... siempre me pasa.... que pasa con las palabras que no me acaban de ancajar?, y no lo digo por el texto, esta ilvanado y bien cosido, con intencion y sentimiento, creo que con veracidad evidente; marido, esposa, pertenencia, son palabras pero tambien y desgraciadamente conceptos, .... para repensar.... otros podrian dejarse para el "señorio" de los señoritos literatos y "pensadores" como poligamia o monogamia, suenan igual de mal que todas las fronteras artificiales e imposiciones fisicas o sicologicas, en esto lo abandono a los Reich y Froids que no existen en otras sociedades ancestrales aun existentes y que no los necesitan(mos).

    cada vez que nos definimos caminamos por la sinuosa linea de la autolimitacion, que puede suponer el fantasma de la autoconstruccion, que personalmente entiendo como "una apertura paulatina de capas del carácter hasta que se llega a la intimidad", la de uno mismo con los demas, que conforman una unidad inevitable, pese a que no me crea el adoctrinamiento del taoismo.
    y con esto y un beso me confabulo una vez mas con las propuestas de Prado, siempre excitantes, actualmente imprescindibles.... hasta para quien las ignora.
    Tomas

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